La plata se conoce
y valora como metal decorativo y para monedas desde tiempos
muy remotos gracias a su belleza y facilidad de manipulación.
Precisamente su nombre procede del latín argentum,
nombre con que los romanos conocían este elemento.
Los alquimistas
la llamaban Luna o Diana en alusión a la diosa de la luna
y utilizaban como símbolo para representarla una luna
creciente.
Posiblemente comenzó
a utilizarse en la fabricación de monedas para reducir
en peso y tamaño las antiguas piezas de cobre y de bronce.
Las minas de plata
de Asia Menor se trabajaron probablemente antes de 2500
A.C. En la época romana se explotaban yacimientos importantes
entre los que figuraban los de la Hispania (España).