Es nuestro cerebro el que interpreta las formas y a veces nos hace verlas incluso donde no las hay.
Otro fenómeno perceptivo que podemos observar en el triángulo de Kanisza es que el inexistente triángulo parece tener un color blanco más luminoso que el del fondo, percepción que tiene que ver con la asociación que hacemos de mayor iluminación para las zonas más próximas y menor luz para las lejanas.
Todos vemos un triángulo blanco en el centro, pero lo cierto es que en la figura no hay dibujado ningún triángulo blanco.
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